viernes, 19 de septiembre de 2008

RETRATOS DAROALIANOS XII; El Ducado de San Esteban.
En una de nuestras tradicionales y divertidas comidas del Domingo de Resurrección (para mitigar la depre) junto a la gente de los Humeros, tuvimos la oportunidad de conocer a Manuel Alfonso Espinosa de los Monteros y Benitez, recién llegado a Sevilla del conservatorio de Guadalajara donde cursaba sus estudios de música, y quien en el mismo día vió, alucinó y entró de cabeza en Daroal.

El ingenio natural de Manolo Espinosa hizo que la conexión con la ciudad imaginaria fuera fulminante, entrando a formar parte de ella y de sus historias en muy poco tiempo. En 1993 compuso unas coplas de culto para el devoto Cristo de San Esteban con letra del soneto anónimo del siglo XVII "No me mueve mi Dios", que le sirvieron para presentarlas en un examen de polifonía en Madrid y para adquirir el título nobiliario de Duque de San Esteban por parte de la corona daroaliana (anteriormente ya se le había otorgado el de Marqués de Santiago de los Caballeros).
En 1994 escribió para piano la bellísima marcha procesional "La Divina Locura" dedicada a "la Loca" de Daroal, Nuestra Señora de Belén con San Juan (apodada así por tener su sede en el Hospital de Inocentes del mismo nombre), estos días en trámites para ser instrumentada e interpretada por banda de música. La partitura es encabezada textualmente de la siguiente manera: "La Divina Locura" (loca, fúnebre, nostálgica y melancólica marcha procesional) A Nuestra Señora de Belén, 1994."
Artista refinado, estudioso incansable, piadoso, divertido, extenuante, polémico, incomprendido, todos son calificativos que definían al Duque de San Esteban. De su mano tuvimos la fortuna de conocer a la que habría de ser parte fundamental de la ciudad, Esther Cobos (la rubia), primero en un cumpleaños, luego en una Nochebuena en su casa de Ramón y Cajal, y así sucesivamente hasta que ambos entendimos que Daroal estaba hecha para ella, y ella para Daroal. Al Poco Esther y su novio se convirtieron en los Marqueses de Rubio.

Una tormentosa relación sentimental derivada en depresión hizo que fuera agotando una por una a sus amistades, lo que le apartó de ellas durante un buen tiempo.
Finalmente y por sorpresa para todos, un día 1 de enero el Maestro Espinosa comenzó el nuevo año junto a su Virgen de la Presentación, abandonándonos para siempre.

Desde aqui, en esta especie de diario daroaliano en que se ha convertido la sección de retratos, queremos agradecerle a Manolo su talento y su Arte con mayúsculas puesto a disposición de una Daroal que estaba en su infancia y que nos hizo pasar tantos buenos ratos junto a él, su madre la Marquesa de Barrameda, su amiga Cristina la de San Benito, Antonio Espinosa, etc. Y sobre todo, que fuera puente para llegar a una de las personas más especiales que he conocido en mi vida: Esther Cobos Rochel, Marquesa Viuda de Rubio y Condesa de Dalias, a quien irá dedicado el próximo capítulo.

Gracias Manolo. Daroal siempre te llevará en su memoria.

En la imagen una fotografía de Manolo Espinosa tomada algunos años antes de conocernos.

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