domingo, 28 de septiembre de 2008

RETRATOS DAROALIANOS XIII (Los clásicos II);
Esther (Parte segunda).
María Esther fue la primera camarera de nuestra Patrona a la que confeccionó varias de sus ropas, destacando un traje blanco para ser vestida de Inmaculada, primorosamente concebido y ejecutado como un traje de novia en miniatura bajo cuya cola bordó con hilos de color celeste el "Sine Labe Concepta".
Además le hizo un juego negro, camisón y enaguas a la Patrona de Amper: Madre de Dios Milagrosa en Sus Dolores. Para la Virgen de la Caridad en Su Mayor Dolor, la de Antonio Bejarano (con quien forjó una fuerte y singular amistad), bordó con hilos de oro un bonito terno de terciopelo negro a base de cordoncillo y lentejuelas. Y para la hermandad de Consolación confeccionó las ropas del San Juan y la Magdalena.
Cuando cortó su relación con José Luís (de ahí lo de Marquesa Viuda de Rubio) siguió con nosotros su andadura daroaliana convirtiéndose en una parte muy respetada y fundamental de la ciudad, dándose le aparte el título de Condesa de Dalias y la presidencia de la Real Hermandad del Cristo de las Tres Caídas y Nuestra Señora del Desamparo (los Mulatos).
En 1998 la hermandad Patronal decidió hacer unas Misiones Patronales, visitando una por una todas las sedes de la creciente nómina de hermandades daroalianas, para así fomentar y afianzar su devoción en Daroal. Cada casa preparaba algo bien para recibirla o bien para despedirla. La despedida de la casa de Esther fue especial, como ella; junto a Francisco (que cogió una guitarra), Antonio y yo, los cuatro comenzamos a cantar canciones eucarísticas que recordábamos del colegio antes de que la Virgen partiera de su casa (que estaba toda sembrada de pequeños velones por el suelo) para ir a visitar a la siguiente hermandad. Puede sonar un poco a "Amo a Laura" pero así fue. Mágico.
En aquella nueva y concurrida Daroal, de nuevo los cuatro.
Ese mismo año de 1998 (en pleno esplendor) se acordó celebrar el primer Pregón de la Semana Santa de Daroal. Fue unánime la elección de Esther como pregonera, ya que todos sabíamos de su amor por la literatura, por la Semana Santa y por Daroal. Se le notificó el encargo en una sala de la calle Monte Carmelo donde actuaba Maribel, mientras tomábamos unos "combinados" y la Ivana seducía con sus encantos a uno de los camareros en la barra de abajo. Era Daroal en su estado puro, y su respuesta (entre lágrimas de emoción) no pudo ser mas afirmativa.
Era nuestro primer pregón, un acto que luego se convertiría en el más querido del año para los daroalianos. Se celebró el día 28 de febrero (fecha fijada también para el resto de ediciones) en nuestro taller de la calle Bustos Tavera, frente al que en su momento tuvo Tobaja. Aquella mañana de nervios y novedad, todos vestidos de chaqueta y las mujeres de mantilla, esperábamos ansiosos lo que Esther había escrito sobre la Semana Santa daroaliana. Por fin, la Marquesa Viuda de Rubio y Condesa de Dalias cumplió su compromiso y dijo su pregón del que, tras su marcha, ha quedado como lema de Daroal un párrafo que hoy preside nuestras casas y que, según ella, corona una de las puertas de entrada a la ciudad que comienza diciendo:
"Aquí yacen los tarados
¿Locos? ¿Cuerdos?...Desquiciados
emigrantes de la ira..." (Continúa).
Mas tarde María Esther conoció al maestro Juan María Moreno con quien contrajo matrimonio en la Capilla de los Siete Dolores y tuvo dos hijos: Blanca y Nacho.
Fue una de las máximas denunciantes del estado de corrupción de la ciudad cuando todo se desmadró y no había uno, sino setenta frentes abiertos en el propio seno daroaliano. Será siempre recordado su discurso en el último Cabildo de Fin de Año (acto que convocaba a todas las hermandades a finales de diciembre) celebrado en casa de Antonio Bejarano, donde dejó muy clara su postura ante la que consideraba una adulterada, hipócrita y cruel Daroal, que nada tenía que ver con sus inicios.
A pesar de ello siempre mantuvo intacta su relación con la corona, el Ducado de la Frontera y parte de la nueva generación.
Desde el día 17 de agosto de 2006, María Esther marchó para siempre junto a la Virgen de la Esperanza, dejando entre todos nosotros una huella irrepetible. Un hueco que jamás podrá ser reemplazado y el consuelo de haber compartido con ella años inolvidables de nuestras vidas.
Quiero hoy terminar su capítulo como ella lo hizo en su pregón, con un fragmento que dedicó a nuestra Patrona en el que quiso explicar por qué Paloma no llora y con el que demostró una vez más su fidelidad y amor a la esencia daroaliana:
"Yo habré de ser el Consuelo
de ésta ciudad de Daroal
pórtico digno del cielo
nunca me verás llorar
porque no exista el duelo
en tu calle a mi pasar.
Yo seré mujer valiente
tu bandera, tu misal
yo he de velar tu sueño
y he de callar tu pesar".
Y desde entonces hasta ahora
la Paloma nunca llora
aunque en las noches de invierno
en su altar se oye un quejar
Ella se limpia la cara
relaja el ceño fruncido
y se engarza en mil collares
Su llanto y el de Sus hijos.
He dicho.-
En la imagen una fotografía del pregón de Esther realizada el día 28 de febrero de 1998 en el patio de nuestro taller de la calle Bustos Tavera en la que figuran de izquierda a derecha: el Conde de Losbell, el Coronel Jefe de la Región Militar Sur, la Condesa de Montequinto, el Marqués de Kansas City, el Duque de Concepción, la Duquesa de Triana, el Duque de Almonte, el Monarca, el Marqués del Guadaíra, la pregonera Marquesa Viuda de Rubio, el Barón de la Palma, el Duque de la Frontera, la Condesa de Losbell y el Duque de Sanlúcar.

sábado, 27 de septiembre de 2008

RETRATOS DAROALIANOS XIII (Los clásicos II);
Esther (Parte primera).
En un cumpleaños de Manolo Espinosa en su casa de La Florida conocimos a Esther y José Luís, apodados "los rubios" para distinguirlos de los otros "Esther y José Luís los morenos" de la hermandad de los Humeros. A partir de ahí fuimos coincidiendo en más ocasiones hasta que supieron de la existencia de la ciudad de Daroal. Su entrada fue inmediata, otorgándoseles el título de Marqueses de Rubio.
Cualquiera que estuviera un rato junto a Esther se daba cuenta enseguida de que no era una mujer al uso. En cuanto la escuchabas hablar (con su áspera y característica voz), fumando ducados, con un buen cubata en la mano, y con esas opiniones sobre los temas importantes que nada tenían que ver con la gente de su edad (ni mucho menos con las del sexo femenino), se podía comprobar que se trataba de una persona especial.
Poco a poco fuimos conociéndonos mejor (Francisco, ella y yo), también Antonio Bejarano (que ya era daroaliano), hasta que nació entre los cuatro una química única, un entendimiento de miradas y una inagotable y siempre diferente conversación, que desembocó en una especie de abducción entre nosotros alejándonos de cualquier plano cada vez que estábamos juntos.
Era muy habitual que al final de una fiesta o reunión de mucha gente, quedásemos al final los cuatro para disfrutar de nuestro exclusivo momento de intimidad hablando, riéndonos o simplememte estando. Esa costumbre se mantuvo siempre (incluso cuando Daroal tanto creció) convirtiéndose en una especie de ritual que, sin pretender molestar a nadie, nos hacía distinguir de alguna manera nuestro rango, rodaje, veteranía, antigüedad como daroalianos.
Por aquella época también Manolo Tobaja comenzaba a formar parte de nuestro grupo, ya que Francisco y yo trabajábamos eventualmente para él, hasta que nos propuso hacernos cargo de la última y disparatada etapa del Taller Dueñas, en la calle Bustos Tavera, cuyo personal se trasladó a un taller nuevo dejando varios trabajos sin terminar. Aceptamos y esa fue nuestra fusión definitiva, pues se dice que las adversidades unen y allí las tuvimos a pares. José Luís salía a la calle a bandear con los clientes, Esther se encargó de la administración y junto a Antonio de los trabajos de bordados, pasados y costura, y Francisco y yo de acabar las restauraciones que estaban a la mitad o sin empezar. Así desde Navidad hasta Semana Santa (ese fue el trato), para entregar todas las obras pendientes y cerrar definitivamente ese taller.
Durante ese tiempo se vivió de todo, bueno, malo e insólito: Ramón el de la Soledad metido en la urna de un Cristo yacente para acabarla, la gente del Carmen con la mosca detrás de la oreja día si y día también, los chaparrones de la gente de Setenil, Teo, las llamadas jeroglíficas de Manolo, los girasoles que plantamos en el patio, etc... No entendíamos nada, estábamos allí para trabajar y no hacíamos más que recibir broncas. Menos mal que la adolescencia es la mejor vacuna y los peores tragos se curaban luego con una cervecita y unas risas comentando lo ocurrido.
Finalmente todas las obras se entregaron a tiempo y aquel Viernes de Dolores (recién cobrados) fuimos a pasear felices nuestra primavera por el mágico hervidero de la primavera única de una Sevilla a punto de vivir nuevamente la Semana Santa más unica del mundo (aparte de la de Daroal, claro).
Después, Francisco y yo decidimos continuar con Tobaja en el nuevo taller de la calle Martínez Montañés, decisión que no terminaron de entender ellos aunque afortunadamente el desencuentro apenas duró.
En la imagen una fotografía de Esther tomada en nuestro piso de la calle Levíes a mediados de los noventa.

viernes, 19 de septiembre de 2008

RETRATOS DAROALIANOS XII; El Ducado de San Esteban.
En una de nuestras tradicionales y divertidas comidas del Domingo de Resurrección (para mitigar la depre) junto a la gente de los Humeros, tuvimos la oportunidad de conocer a Manuel Alfonso Espinosa de los Monteros y Benitez, recién llegado a Sevilla del conservatorio de Guadalajara donde cursaba sus estudios de música, y quien en el mismo día vió, alucinó y entró de cabeza en Daroal.

El ingenio natural de Manolo Espinosa hizo que la conexión con la ciudad imaginaria fuera fulminante, entrando a formar parte de ella y de sus historias en muy poco tiempo. En 1993 compuso unas coplas de culto para el devoto Cristo de San Esteban con letra del soneto anónimo del siglo XVII "No me mueve mi Dios", que le sirvieron para presentarlas en un examen de polifonía en Madrid y para adquirir el título nobiliario de Duque de San Esteban por parte de la corona daroaliana (anteriormente ya se le había otorgado el de Marqués de Santiago de los Caballeros).
En 1994 escribió para piano la bellísima marcha procesional "La Divina Locura" dedicada a "la Loca" de Daroal, Nuestra Señora de Belén con San Juan (apodada así por tener su sede en el Hospital de Inocentes del mismo nombre), estos días en trámites para ser instrumentada e interpretada por banda de música. La partitura es encabezada textualmente de la siguiente manera: "La Divina Locura" (loca, fúnebre, nostálgica y melancólica marcha procesional) A Nuestra Señora de Belén, 1994."
Artista refinado, estudioso incansable, piadoso, divertido, extenuante, polémico, incomprendido, todos son calificativos que definían al Duque de San Esteban. De su mano tuvimos la fortuna de conocer a la que habría de ser parte fundamental de la ciudad, Esther Cobos (la rubia), primero en un cumpleaños, luego en una Nochebuena en su casa de Ramón y Cajal, y así sucesivamente hasta que ambos entendimos que Daroal estaba hecha para ella, y ella para Daroal. Al Poco Esther y su novio se convirtieron en los Marqueses de Rubio.

Una tormentosa relación sentimental derivada en depresión hizo que fuera agotando una por una a sus amistades, lo que le apartó de ellas durante un buen tiempo.
Finalmente y por sorpresa para todos, un día 1 de enero el Maestro Espinosa comenzó el nuevo año junto a su Virgen de la Presentación, abandonándonos para siempre.

Desde aqui, en esta especie de diario daroaliano en que se ha convertido la sección de retratos, queremos agradecerle a Manolo su talento y su Arte con mayúsculas puesto a disposición de una Daroal que estaba en su infancia y que nos hizo pasar tantos buenos ratos junto a él, su madre la Marquesa de Barrameda, su amiga Cristina la de San Benito, Antonio Espinosa, etc. Y sobre todo, que fuera puente para llegar a una de las personas más especiales que he conocido en mi vida: Esther Cobos Rochel, Marquesa Viuda de Rubio y Condesa de Dalias, a quien irá dedicado el próximo capítulo.

Gracias Manolo. Daroal siempre te llevará en su memoria.

En la imagen una fotografía de Manolo Espinosa tomada algunos años antes de conocernos.

QUE GUAPA QUE ESTÁ SEVILLA, OLE Y OLÁ;
En esta ocasión traemos a nuestra sección la bellísima plaza de la Alfalta, espacio también acertadamente remodelado por el gobierno Monteseirín. La plaza, que ya estaba preciosa completamente asfaltada y atiborrada de tráfico, ha sido peatonalizada con un pavimento muy exclusivo y característico de la ciudad (losetas de granito), agradable y levemente iluminada por unas estéticas farolas siderales que revelan el pensamiento del que se pone debajo, y decorada con unos frondosos arriates y poyetes de madera (muy pensados para el caracter cívico del sevillano), que por supuesto han sido respetados y cuidados desde el primer día. Además, para hacer constar que hay alguien que piensa en urbanismo, los quioscos de prensa y flores que ya existían anteriormente, han quedado situados de espaldas al centro para no perturbar lo más mínimo el hermoso ambiente reinante en toda la plaza.
Todos estos aspectos quedan reflejados en las dos fotografías adjuntas.
Nota: nuestro estimado colaborador Álvaro Belloceli ha publicado en Youtube un bonito vídeo titulado "Que guapa que está Sevilla", en donde se puede disfrutar del espléndido estado de la ciudad con el hilo musical de las conocidas sevillanas de fondo.

jueves, 18 de septiembre de 2008

DOCUMENTO GRÁFICO. Los Belloceli;
Ha llegado a nuestra redacción este interesante documento gráfico perteneciente a la gran (y peligrosa) saga de los Belloceli, familia siciliana afincada en Daroal donde desde hace tiempo cumple debidamente su labor de estorsiones y ajustes de cuenta. En la foto figura la "mamma" de la familia, María Belloceli, posando frente a la fachada de su gran mansión decorada con una fabulosa pintura mural del gran ídolo daroaliano, el torbellino de colores, la flor del temperamento: LOLA FLORES.



¡QUE GUAPA QUE ESTÁ SEVILLA, OLE Y OLÁ!
Inauguramos hoy esta nueva sección dedicada a ensalzar el maravilloso estado en que se encuentran zonas del casco antíguo de la querida ciudad de Sevilla, debido al cariño, esmero y buen hacer con que la tratan sus gobernantes y conciudadanos.

El primer capítulo, como no podía ser de otra manera, está dedicado a la plaza de la Encarnación. Desde que se derribara en los años sesenta el antíguo mercado que ocupaba la plaza, un bonito descampado (medio basurero-medio amazonas) ha sido toda su urbanización durante casi cuarenta años, lo que da prueba de la eficacia y magnífica gestión de los ayuntamientos que se han ido enfrentando con este gigantesco espacio en pleno centro de la ciudad a lo largo de ese tiempo. Ahora el actual alcalde (el mesías que Sevilla necesitaba) se ha encargado de arreglar el entuerto con la construcción de unas faraónicas setas que sin duda se integrarán completamente en el entorno (como lo harían en el centro histórico de cualquier otro sitio), que además luce siempre tan pulcro y cuidado.
En la primera fotografía, tomada desde el incio de la calle Regina, se puede observar como la obra está concebida completamente proporcionada a los edifícios de alrededor, en la que se están empleando materiales muy adecuados a la temperatura, humedad y caracter respetuoso del sevillano, como es la madera, al tiempo que se advierte el orden del entorno especialmente pensado para el peatón, el buen gusto y la limpieza, conceptos apreciables incluso mejor en la segunda fotografía, tomada desde el mismo punto pero hacia atrás, donde también vemos lo contentos que han de estar los comerciantes y vecinos con tan agradable zona, y como el edificio de la izquierda luce jubiloso su desuso y las pintadas de "casas viejas".
En la tercera fotografía tomada desde la desembocadura de la calle José Gestoso, podemos admirar el bonito quiosco de flores de la Encarnación (al igual que el resto, coqueto, cuidado, ordenado) en un primer plano, mientras el "portento" crece poco a poco a sus espaldas.

martes, 16 de septiembre de 2008

¡INSUPERABLE!

DESTITUCIÓN EN LA ARCHICOFRADÍA DEL BUEN FIN;
Tras los acontecimientos sucedidos durante el verano, la junta de gobierno de la Archicofradía del Cristo del Buen Fin y Nuestra Señora de Loreto, decidió por unanimidad en cabildo de oficiales urgente celebrado anoche en su sede de la Iglesia del Carmen, destituir al hasta ahora presidente de la hermandad A. P. para que pueda ser ingresado en una clínica de desintoxicación de petaladas en balcones, debido a su alto grado de adicción a esta práctica.
Todos deseamos su pronta recuperación y que pueda pasear tranquilamente por nuestras procesiones, sin que sienta ese deseo irrefrenable de subirse a cualquier balcón para arrojar una petalada.
En las imágenes una fotografía del paso del Cristo del Buen Fin saliendo de la catedral la pasada Semana Santa y el ex-presidente de la hermandad A.P.

lunes, 15 de septiembre de 2008

RETRATOS DAROALIANOS XI (Los clásicos I);
Con la incorporación de Antonio Bejarano Ruíz la ciudad comienza una nueva etapa floreciente en hermandades y en nuevos daroalianos, algunos de ellos irrepetibles.
Conocidos como suele decirse "de vista" por coincidir en diferentes procesiones (era la época en que salía a la calle una caja de gambas e íbamos a verla...), comenzamos a saludarnos hasta que un buen día conoció Daroal, su Patrona y todo su mundo. Desde aquel momento se convirtió en un auténtico daroaliano recibiendo primero el título de Marqués de la Jara y más tarde el de Duque de Sanlúcar, por la especial vinculación que desde niño le ha unido a aquella tierra gaditana.
Posteriormente, con la llegada de la Marquesa Viuda de Rubio, se volvería a formar un nuevo cuarteto mágico (Marquesa, Duque de Sanlúcar, Duque de la Frontera y Monarca) constituyendo lo que se puede denominar la "Daroal clásica".
Juntos vivimos intensamente los años en que Sevilla despertaba de la resaca de la Expo: las noches interminables del "Califa" (donde íbamos cada fin de semana junto a Noélia y mi hermana a tragarnos los dos pases seguidos, y donde vimos por primera vez a Maribel), las novenas de la Pastora en el patio de Capuchinos, las aventuras y desventuras del taller "Dueñas" junto a Manolo Tobaja, las conversaciones de madrugada en nuestra casa de la calle Levíes, inigualables...
Juntos, los cuatro crecimos como personas y como daroalianos, naciendo una especial unión que, a pesar de los altibajos siempre se ha mantenido, y que tuvo en el Duque de Sanlúcar a su principal guardián para que nunca fuera adulterada.
Aquellos días en que Daroal éramos prácticamente los cuatro nos marcó de tal manera que, aunque luego con la expansión vivimos momentos maravillosos, siempre nos la hizo sentir de manera particular.
Con Antonio nació la segundad hermandad daroaliana: la de Nuestra Señora de la Caridad en Su Mayor Dolor, imagen que se presentó en una exposición de devociones particulares en el Convento de Capuchinos, a la que también acudió la Patrona.
Además el de Sanlúcar abrió las puertas de Daroal a toda su familia: su madre (doña Loti Ruíz presidenta de la Federación Daroaliana de Fútbol) y su padre los Condes de Maluquer, su hermano y su cuñada los queridos Condes de Losbell, y su perrita Curra, tantos años capillera de la hermandad de Caridad; todos daroalianos desde que nacieron aunque no lo supieran (su tia Bendi también).
En su casa se han vivido episodios memorables de la historia de nuestra ciudad (las noches vísperas del Pregón, la exposición "Los Esplendores", el belén viviente de la merienda navideña de los Losbell, etc.
Ha sido y es, aquella persona junto a la que siempre gusta estar, eterno adolescente, distinguido, orgulloso, fiel, nunca entendido y lo mas importante: vestidor de Nuestra Patrona durante muchos años (hasta que una camarera coñazo lo espantó).
Por todo, para la corona daroaliana estar con Antonio es como volver a casa...
En la imagen una fotografía del Marqués de la Jara y Duque de Sanlúcar realizada en Sevilla a mediados de los noventa.

domingo, 14 de septiembre de 2008

RETRATOS DAROALIANOS X (El cuarteto);
También durante mis estudios de Bellas Artes en Sevilla conocí a Pilar Montserrat Sánchez Bolaños, quien en la ciudad recibió el título de Marquesa de Punta Candor por ser natural de la villa gaditana de Rota.
Aunque con anterioridad ya Daroal había cobrado vida, puede decirse que con su llegada se cuadró definitivamente el cuarteto sobre el cual habría de sostenerse la saga de daroalianos que creció posteriormente (junto a la Baronesa de Sholapur y el Duque de la Frontera) formando durante un buen tiempo un grupo prácticamente indisoluble.
Fueron días de fiestas en el patio de la facultad, el concierto de Mecano, salidas de las carretas de Triana, noches de feria (insuperables), torrijas en casa de mi abuela el Martes Santo, tardes en el Boteros, Pepe Gámez, Marta respiraderos, Martita...
Sus casas de la calle Feria (primero en San Juan de la Palma y luego en Omnium Sanctorum) fueron cuartel general de nuestras interminables veladas, cenas, trabajos de la facultad y todo tipo de acontecimientos, siempre caracterizados por la infinita hospitalidad y buen humor de la Marquesa.
Conoció la llegada de nuevos daroalianos haciendo gran amistad con alguno de ellos (el Duque de Sanlúcar sobre todo) y vivió como protagonista los primeros cultos de nuestra Patrona, así como múltiples actos oficiales convocados en nombre de Daroal.
Un bache en nuestro camino que lamentablemente en su día ninguno supimos resolver, cambió drásticamente para todos el panorama social daroaliano, iniciando una nueva, fria y distante etapa con la Marquesa de Punta Candor que, aunque con muy poco contacto, llega hasta el día de hoy.
Desde aqui quiero agradecerle su insustituible participación y presencia en los inicios de Daroal, donde sin su cariñoso, divertido, sincero y hospitalario papel nada hubiera sido lo mismo.
En la imagen una fotografía de la Marquesa de Punta Candor posando muy sencilla y natural en su Palacio de la Habana, tomada en Rota en la década de los noventa.

lunes, 1 de septiembre de 2008

RETRATOS DAROALIANOS IX (El milagro);
Retomando la serie de "Retratos daroalianos" llegamos al capítulo dedicado a un personaje decisivo para la historia contemporánea de Daroal: el Duque de la Frontera.

Francisco de Asís Rovira Yagüe (Duque de la Frontera y Marqués de Yecla) fue nada más comenzar mis estudios de Bellas Artes, la primera persona que conoció la ciudad.
El orden alfabético en que estaban ordenados los caballetes en la asignatura de modelado, propició el que congeniáramos a la perfección casi desde el primer día. Al poco tiempo conoció también a la Reina de Majelo, a la Baronesa de Sholapur y a la Infanta Elizabethe y pasó a formar parte de los daroalianos de entonces.

Tras los años comunes de carrera decidimos irnos a Barcelona a estudiar juntos la especialidad de Imagen, siendo allí, en la plaza del Pi de la ciudad Condal donde, un día paseando por el barrio gótico, fuimos a parar a un mercadillo de antigüedades que ponían diariamente en la calle. Y ahí estaba Ella, envuelta en un manto de brocado azul y un traje de rayas y con una trenza rubia que le cruzaba por encima de la frente. Era la Patrona de Daroal.
Ocurrió la aparición milagrosa en el mes de febrero. Dos meses más tarde (en abril) el Duque gestionó la llegada a la ciudad de Nuestra Señora de la Paloma, para honra y gloria de todos los daroalianos. El solemne traslado a nuestro piso del Tibidabo fue en metro. Más adelante viajó en coche a Cádiz y por último a Sevilla, donde actualmente se encuentra.

Toda Daroal siempre estará eternamente agradecida por tan noble gesto.

Durante nuestra estancia en Barcelona fueron muchas las visitas de amigos del Duque con los que practicábamos nuestros estudios de fotografía, quedando un amplio reportaje del que daremos muestra más adelante titulado "Retratos Yecloides".
A nuestra vuelta a Sevilla decidimos ya trabajar juntos en restauración, fotografía, escultura, pintura, etc. continuando felizmente hasta el día de hoy.
Al poco de instalarnos se formó el primer grupo compacto de daroalianos junto a la Baronesa de Sholapur y la Marquesa de Punta Candor (a quien irá dedicado el próximo capítulo), celebrando nuestros primeros cultos a la Patrona y mil y una historias que quedarán ya para siempre en nuestro recuerdo.
Mas adelante, el Duque de la Frontera fue testigo también de la primera gran expansión de Daroal (con la llegada del Duque de Sanlúcar y la Marquesa Viuda de Rubio) y el esplendor máximo a finales de la década de los noventa, con la incorporación masiva del resto de daroalianos.
Siempre se ha caracterizado por su gran creatividad, optimísmo, nobleza y fidelidad al Trono, a la Patrona y a la ciudad de Daroal, atravesando por todas sus etapas y permaneciendo invariable en su lugar hasta la fecha.
También al Duque de la Frontera le debo la oportunidad de conocer a tantos buenos amigos de su pueblo, a su familia y como no, a la Niña más bonita de Yecla, la Virgen del Castillo.

En la imagen, una fotografía del Duque de la Frontera y Marqués de Yecla realizada en Barcelona en la década de los noventa.