lunes, 22 de abril de 2013


CASO HABANA: RESOLUCIÓN DEL JUICIO (Parte 3); Cuando participó, la artista Fina de Cantillana era la clara favorita de su edición. Sus actuaciones fueron, sin duda, las más aplaudidas y comentadas por todos, sin embargo un repentino cambio de última hora hizo que fuera Topacio del Cerro y no ella la ganadora del premio. Aunque siempre existieron sospechas,  nunca fue más evidente que el trofeo de este concurso en todo momento ha sido comprado. TOPACIO DEL CERRO: ¡Protesto! ¡Yo gané porque soy la mejor! JUEZ: ¡Silencio! Señora del Cerro… T.C.: ¡Señorita! JUEZ: ¡Le advierto que si vuelve a interrumpir correrá la misma suerte que su compañera. T.C. (Tras quedarse como atascada durante unos segundos, pregunta descarada al Fiscal): ¡Qué le han contao éstas envidiosas! ¿Eh? JUEZ: ¡Oficiales! ¡Desalojen a la acusada! (Los oficiales la agarran como pueden enredados en su ostentoso cardado mientras Topacio increpa a sus compañeras): ¡Malas! ¡Que sois toas mu malaas! ¡El público me quiere a mi! (De nuevo incrementa el murmullo en la sala mientras el Fiscal, visiblemente molesto a causa de tanta interrupción, se dispone a continuar con la exposición) JUEZ: Continúe por favor. FISCAL: El de la artista Loli de Camas fue otro manifiesto caso de despecho aunque con distintos agravantes. Días antes del comienzo del certamen fingió su propio secuestro para después ser prodigiosa y puntualmente liberada, hecho que premeditadamente la haría partir como preferida gracias a la benevolencia del público. Pensaba que esto y una cuidada selección de sus números le asegurarían el trofeo, pero no contaba la de Camas con que el premio de aquel año  -como siempre- ya había sido previamente comprado ésta vez por la cantante Luchi Lucena, quien se encargó además airear ésta coyuntura acorde con su conocida modestia. Según ella misma, cuando Loli de Camas lo conoció fue la noche de autos, durante el transcurso de un espectacular número en que hacía de saetera ciega milagrosamente curada por la Virgen en una procesión de Semana Santa. Para este número la artista contó con la intervención de medio centenar de extras en un escenario repleto de velas y cirios y tras conocer el soborno, llena de ira bien pudo pensar que solo una cosa que podría animarle el día: quemar el Café e impedir que la de Lucena se saliera con la suya aprovechando un descuido entre tanta llamarada. (Mira el Fiscal directamente a los miembros del Jurado) ¿Pero, no notan ustedes algo extraño también en este último caso? ¿No les resulta demasiado evidente la implicación de la acusada? Fue ella la que ideó aquel peligroso decorado y durante su número cuando se originó el siniestro. Y para colmo existen testimonios que aseguran que fue esa noche cuando la de Camas conoció la noticia del cohecho. Aunque también se encuentra la posibilidad del accidente -bastante fácil vista la escena- bajo mi opinión está demasiado clara la responsabilidad del siniestro, fuera o no intencionado. Alguien conocedor de todas estas circunstancias (soborno, despecho y número de la saetera ciega) pudo aprovechar aquella noche para preparar y cometer el delito saliendo inmune e inculpando directa y claramente a otra persona. (Loli de Camas no puede disimular su estupor mientras Fina de Cantillana cae desmayada y el murmullo se acrecienta en toda la sala obligando de nuevo a la intervención del Juez). Continuará.
En la imagen una fotografía del desgraciado incendio del Café de La Habana, producido en la noche del día 8 de agosto de 2011.

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