domingo, 20 de abril de 2008







CRÓNICA DE LA SEMANA SANTA DE DAROAL 2008;
Capítulo VI (Jueves Santo)
El Jueves Santo amaneció un día espléndido en Daroal, dispuesto para vivir aquellos momentos tan especiales y esperados de la semana. Desfilaron con gran esplendor sus dieciséis cofradías, entre las que se encuentran muchas de las de mas renombre: la de Vera-Cruz, el Varón de Dolores, la Yedra, la Expiración, la Encrucijada, etc.
La hermandad de Nuestro Padre Jesús ante el Tribunal de Caifás y Nuestra Señora del Refugio salió desde la célebre iglesia de San Mateo, en uno de cuyos costados se encuentra la famosa Cuesta de Debla por donde mas tarde, en la madrugada del viernes, se viviría uno de los momentos cumbres de la Semana Santa, cuando por ella subiera la hermandad de los Gitanos. El Señor (obra de autor anónimo del siglo XVIII) salió con dificultad debido a las grandes dimensiones del paso de misterio, compuesto por cuatro sayones y Caifás (obras de José Palao Marco de 1852). La Virgen del Refugio (de autor anónimo del siglo XVII) desfiló en su encantador paso de palio con un bonito exorno floral que trepaba hacia arriba por los varales, perfumando todas las calles de San Mateo así como las de su pintoresco regreso por la Puerta del Carbón.
La cofradía del Cristo de San Agustín (de Jacobo Florentino h. 1520) llena de historia y leyenda, atravesó con su devotísimo crucificado el viejo arrabal de la Cestería, seguido por la Virgen de Pompeya (obra de Alonso Álvarez Albarrán 1629) que desfiló con gran majestad sobre su paso de marcado estilo daroaliano.
El barrio de la Trinidad envió como casi todos los días su hermandad emisaria, hoy fue la de la Sagrada Cena y Nuestra Señora del Pasmo con San Juan (Cristo y misterio de Francisco Salzillo 1763 y Virgen con San Juan de autores anónimos del siglo XVIII). En el primer paso todos los detalles fueron -como siempre- cuidados al máximo; la mesa era una verdadera obra de arte culinaria y decorativa, compuesta de alimentos naturales formando fastuosas figuras y cascadas y magníficas vajilla y cubertería de plata y cristales, de factoría daroaliana del siglo XVIII. Cuando la cofradía atravesó el Aljama por la pontecilla de la Trinidad para entrar de regreso a su barrio, la Trinidad estaba ya completamente abarrotada, (los Humeros de la Sardina, la calle Ojo Bizco, el arquillo de la Degollación) pues faltaba poco para que saliera su hermandad bandera, la del Rescate... Todo se preparaba para la gran apoteosis.
Tras la Cena y desde el barrio gitano de Santiago nos llegaba la Archicofradía del Huerto y Nuestra Señora de la Paz (Cristo y misterio de Francisco Salzillo 1752 y Virgen de Miguel Márquez García 1815). Por supuesto, todas las casas de los que pertenecían a la otra hermandad del barrio (la de los Azotes y Nuestra Señora de Consolación) estaban cerradas a cal y canto. Algunas calles aparecían casi desiertas, pues la mayoría de sus habitantes eran del "otro bando", sobre todo la calle Pañuelo y la Costanilla del Río, por donde la hermandad del Huerto pasó de camino a la carrera con mas lucimiento y bambolla que nunca, mortificando a quienes se ocultaban detrás de ventanas y balcones entreabiertos. Una conocida cabecilla de la hueste del Huerto protagonizó a las puertas de la freiduría de pescado que regenta en la calle Puente, uno de los momentos de máxima tensión, cuando ante el paso de la Virgen de la Paz pretendía meter en la freidora una estampa de la de Consolación. Afortunadamente las fuerzas del orden impidieron semejante atropello, además de ordenar una inspección de sanidad en el establecimiento, famoso en toda Daroal por su pringue.
Desde el Real Hospital de San Pablo, situado en una punta del barrio Esmeralda pegada al mar, salió la hermandad del Cristo de la Condena y Nuestra Señora de las Batallas. En el primer paso, que representa el momento en que Jesús es condenado a muerte, figuran el Señor (obra de autor anónimo del siglo XVII) junto a tres sayones, dos judíos un esclavo y Pilatos (obras de Benito Hita y Castillo de 1759). Fue muy emocionante ver el gran paso de misterio por el complicado entramado de callejuelas de ésta parte del barrio.Todas las calles son muy peculiares y sus nombres aún más: el callejón de la Coliflor, la calle Tanque, la del Terremoto... En casi todas hay corrales de vecinos, unos construidos expresamente para tal fin, y otros adaptados en antiguos palacios y conventos, lo que aumenta el colorido y el ambiente de la zona con sus grandes patios llenos de macetas, sus fachadas engalanadas y sus habitantes, tan famosos en toda la ciudad. También los nombres de los corrales son muy característicos: destacan entre otros el corral de los Muertos, el de la Mosca, el del Cristo o el corral Largo. La calle Esmeralda -arteria principal del barrio- en donde también hay corrales, además de varios cafés, cines, algún palacio y la iglesia de San Jorge (de donde ayer salió la hermandad de la Presentación al Pueblo), presentaba un ambiente formidable. Delante de los corrales de la Porra y del de los Mojones los vecinos colocaron como de costumbre sus sillas a modo de pequeña carrera oficial de la zona, en donde se pudo oír todo tipo de comentario, sobre todo al paso de las cuadrillas y las bandas de música. En el cine San Jorge lucía como siempre el cartel de la película "Lola Torbellino", en taquilla desde su estreno en los años 50. A pocos metros el café Sin Techo y el salón La Fiambrera, ambos muy famosos y concurridos. Y frente a la embocadura de la calle Terremoto, el célebre café Maravillas, por donde ayer -que fue otro de los días grandes del barrio- la hermandad del Prendimiento alcanzaría el éxtasis de regreso a su templo.
Ante semejante escenario desfiló la venerada imagen de la Virgen de las Batallas (de autor anónimo del siglo XVII), con su palio y manto cuajado de ricos bordados y de aire daroaliano. El manto, que es una pieza única del bordado en oro a realce, tiene en su centro los dos soles del escudo de la ciudad, y desfiló recién restaurado junto a su artífice (doña Sarita Justificado), quien ya se ocupó de informar a todo el mundo con grandes ademanes y voces.
Al final del día, cuando la hermandad regresó al barrio, ya en la madrugada del viernes, la Virgen de las Batallas realizó el acto de la Humillación con el paso del Cristo de la Sentencia por el Campo de la Aduana Vieja, en donde ambas hermandades se cruzan, una de vuelta a casa y la otra de camino hacia la carrera oficial, formando un momento de gran expectación y sentimiento popular.
Continuó la jornada con el siguiente desfile inagotable de clasicismo y poderío cofrade: Hermandad del Cristo de la Peña y Nuestra Señora de la Esperanza "La Bomba" -llamada así por salir de la iglesia del Hospital de Santa Bárbara- (Cristo de autor anónimo atribuido a Francisco Camacho Mendoza 1714 y Virgen de autor anónimo del siglo XVII), Archicofradía de la Expiración y Nuestra Señora de las Aguas (Cristo de Marcos Cabrera 1575 y Virgen arrodillada a sus pies de autor anónimo, atribuida a Cristóbal Ramos 1772), Archicofradía del Cristo de la Soga y Nuestra Señora de la Yedra (Cristo de autor anónimo del finales del siglo XVI o principios del XVII y Virgen de autor anónimo del siglo XVIII), Archicofradía de la Llaga del Señor y Nuestra Señora de África (Cristo del Azotamiento de Gregorio Fernández h.1619 y Virgen de autor anónimo del siglo XVIII atribuida a Francisco María Galeano), Esclavitud de la Santa Cruz (Misterio de la Piedad de Juan de Mesa y Velasco 1626), Real Hermandad de la Encrucijada (Cristo de la Humildad en sus Tres caídas de Alonso Martínez 1688 y Nuestra Señora de la O de autor anónimo del siglo XVII).
Cerró el día la Primitiva Archicofradía del Santo Cristo de la Humillación y Nuestra Señora del Desconsuelo con San Juan (Cristo de Luís Salvador Carmona 1760 y Virgen con San Juan de autor anónimo del siglo XVIII, atribuidos a Francisco Camacho Mendoza h.1713) que salieron desde su iglesia de San Marcos. La portentosa imagen del Señor representa la versión iconográfica castellana del momento en que recoge sus vestiduras después de ser azotado, mientras que la Virgen del Desconsuelo desfiló sobre su espléndido paso de principios del siglo XX, atravesando las calles del señorial barrio de San Marcos con gran majestad y sabor a pueblo, acompañada del discípulo amado camino de su templo.
Todas las hermandades del Jueves Santo habían pasado ya por la carrera oficial. En el corto intervalo de tiempo que separaba el final de éste día y el comienzo de la madrugada, Daroal fue un auténtico hervidero de gentes que iban y venían por todos lados. Nadie parecía querer perderse lo que estaba a punto de suceder... En las sillas de la explanada del Sol no cabía ni un alfiler. El balcón del Coliseo aparecía ya abarrotado de autoridades. Los múltiples cafés de la calle Templo al completo, igual que los palcos de la plaza -en cuya Tribuna Principal presidía esta noche la familia Real al completo- y las sillas de la calles Pasillo de la Cárcel y Espaderos. Todo estaba preparado... Comenzaba la madrugada del Viernes Santo en Daroal y la luna, por fin, estaba totalmente llena...
En las imágenes una fotografía de la Virgen del Refugio en su paso de palio tal y como salió el pasado Jueves Santo, el Cristo del Azotamiento de la Archicofradía de la Llaga del Señor, la Virgen de las Batallas de la Hermandad de la Condena.

No hay comentarios: