domingo, 13 de abril de 2008
















CRÓNICA DE LA SEMANA SANTA DE DAROAL 2008
Capítulo V (Miércoles Santo);

El Miércoles Santo en Daroal es uno de los días mas populares y tumultuosos (si no el más), en cuya nómina se concentra el mayor número de hermandades famosas por su grandísima devoción (como puedan ser la Muy Taurina o El Madero) o por sus escándalos, dos de ellas venidas desde el barrio Esmeralda, que celebró hoy su día grande (la de la Presentación al Pueblo y la del Prendimiento) lo que como siempre aumentó la tensión en los controles del Síndico, pues las cofradías de éste peculiar barrio son especialmente indisciplinadas y polémicas.
Comenzó la jornada con la bella lección de recogimiento y solemnidad de la cofradía del Cristo del Mayor Dolor y Nuestra Señora de los Peligros. El Señor que figura a gatas en el suelo, representa el momento en que recoge sus vestiduras tras ser azotado, siendo una obra maestra del escultor Andrés de Carvajal (siglo XVIII). Tanto la salida como la entrada en el céntrico Hospital de San Juan de Dios volvieron a reunir a miles de devotos, así como su regreso por la calle Ancha de San Luís, donde las dos cuadrillas se esmeraron con especial lucimiento.
Sobre las nueve y cuarto de la noche (con mas de media hora de retraso), y ante la expetación cada vez mas creciente del público de la calle Sol, hacía su entrada en la carrera por la calle de Génova la cruz de guía de la hermandad de la Presentación al Pueblo de Nuestro Señor y Nuestra Señora de las Maravillas con San Juan, la primera en protagonizar los ya famosos desórdenes del día. Los pasos entraron sin música, como suele ocurrir desde que por parte del Arzobispado recibe la negativa para la coronación canónica de su Virgen, éste año por vigésimo sexta vez. Por su puesto ninguno paró ante el palquillo de control del Síndico, lo que hizo que sus componentes montaran en cólera lanzándose amenazas contra ellos (como si éstos tuvieran algo que ver) en medio de un gran desconcierto, roto por grandes ovaciones y vítores a la Virgen de las Maravillas. Tras el desplante a las autoridades, la Real Banda de Cornetas y Tambores "El Mosquito" se encargó de poner sonido al gran momento, con un solo de corneta que duró desde que el Cristo pasó el palquillo, hasta que entró en la plaza Real, alarde que fue espectacualrmente premiado con una gran ovación que salió desde todos las sillas y balcones de la explanada, la calle Templo y los palcos de la plaza. Y cuando aún no había dado tiempo de que se relajara el ambiente, los ciriales de la Virgen de las Maravillas hicieron su entrada en medio de un bulla tan bestial, que las primeras filas de sillas fueron derribadas haciendo estallar una descomunal reyerta.
A partir de ahí todo fue la ecatombe... La multitud comenzó a correr, los nazarenos empezaron a repartir palos a diestro y siniestro, aumentándose con ello la confusión. Muchas personas cayeron al suelo, los gritos se sucedían por todos lados, las mantillas hecha añicos, zapatos y capas perdidas, señoras desmayadas y, lo peor de todo, algunas contusiones.
En noveno lugar llegó la Real Hermandad del Cristo de Confalón y Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, la de las folclóricas (a quien algunos aseguran haber visto vestida de flamenca para la feria). El clamor popular se volvió a hacer patente cuando la dolorosa, que iba literalmente enjoyada desde los pies hasta la cabeza, apareció en la explanada del Sol haciendo brotar desde los balcones (sobre todo desde el principal del Gran Teatro Coliseo de Daroal), las saetas de las folclóricas mas famosas, a cada cual mas momificada, exagerada y aplaudida.

Una hora mas tarde y escoltada por lo mas granado del arte de la tauromaquia, llegaba desde la capilla de la Plaza de Toros Vieja de Daroal, la Muy Taurina Hermandad del Señor Descendido y Nuestra Señora de la Piedad, que entró en el palquillo a los sones de la Marcha Real, costumbre que tiene desde muy antíguo y que lleva a gala en ser la única en que puede hacerlo junto con la hermandad Patronal (privilegio que según algunos, se sacó un buen día de la manga).
Cuando con la gracia y el señorío que la caracterizan, terminó de pasar la hermosísima imagen de la Piedad acompañada del toque maestro de la Banda Municipal de Daroal, todo el público de la carrera se preparaba para la traca final. Ahora ya no cabía un alfiler en toda la explanada, ni tampoco en los balcones, ventanas y azoteas. El hervidero humano era total y absoluto.
Desde el Convento de la Concepción de San Miguel nos llegó la Venerable Archicofradía del Cristo del Perdón y Nuestra Señora del Valle. La portentosa imagen del Señor (obra de Luís Salvador Carmona de 1756) levantó la admiración de todos acompañado de la distinción y la estampa antígua de la bella dolorosa del Valle, que desfiló en todo momento con solemnes marchas fúnebres.
De pronto el murmullo aumentó notablemente cuando por la calle del Puerco y la Piscina de Amper, comenzaban a aparecer los primeros nazarenos de la Muy Antígua, Muy Ilustrísima, Muy Excelentísima y Muy Real Archicofradía de Santa María Magdalena, haciendo su estación a la catedral en el paso del Cristo de los Afligidos y Nuestra Señora de los Desconsuelos, representando el momento del encuentro de Jesús con su Santísima Madre en la Calle de la Amargura.
Para todo aquel que no pudo presenciarlo, solo decir que no hay palabras para describir el instante en que el misterio hizo su entrada triunfal en la carrera... Toda la explanada se vino abajo, las ovaciones fueron ensordecedoras, las gargantas enronquecieron con vítores, las petaladas se sucedieron desde todos los balcones, toda Daroal entró en delirio ¡La Magdalena de Daroal estaba entrando en la calle Sol! ¡Con su larguísima cabellera que sobresalía por la parte trasera del paso, llegando hasta el mismo suelo! ¡La locura había estallado!
La explosión de fervor continuó por todo el recorrido de la cofradía, alcanzando otro de sus puntos máximos a su regreso por la calle Melón, donde desde la balconada del Café de Levante se volvieron a oir las saetas mas esperadas y celebradas de toda la Semana Santa.

Cuando por la calle Sol terminó de pasar la cofradía y el ambiente en la explanada era ya puro fuego, comenzó a bajar por la cuesta de la calle Sevilla el Escuadrón de la Caballería de la Banda de Cornetas y Tambores de la Brigada Paracaidísta de Daroal, que anunciaba la llegada de la hermandad santo y seña del popularísimo barrio Esmeralda, la del Prendimiento de Nuestro Señor y Nuestra Señora del Pópulo, cuyo paso de misterio entró a duras penas en la carrera rodeado por una imponente legión de mariquitas que, con los brazos alzados al aire, no pararon de piropear al Cristo e insultar a los judíos entre chillidos e histéricas ovaciones, montando un escándalo tan monumental que, una vez más hizo estallar la demencia ante la indignación de los enfurecidos miembros del Síndico -sobre todo de su presidente- que no daban crédito ante tal estruendo.
En toda la Semana Santa de Daroal se pueden vivir momentos de éxtasis mas o menos parecidos (algunos ya narrados), pero nada es comparable a la noche del Miércoles Santo cuando por la calle Sol pasa la hermandad mas famosa del barrio Esmeralda. Nada es comparable a ese rompeolas de Daroal, con los travestís y las que viven de sus íngles rindiendo culto a su manera y con sus lágrimas al Señor del Prendimiento. Nadie de los presentes podrá ya olvidar el recuerdo de esa rota madrugada, cuando las cadenas despechugadas de las camisas de seda de los novios de las travestís, lloraban viendo a un Cristo morenamente hombre...
(Homenaje a Antonio Burgos).
Por fin el broche de oro a la emocionante jornada lo puso la Real Archicofradía de Nuestro Padre Jesús del Madero (Regidor Perpétuo de la ciudad desde que la librara de una espantosa epidemia de peste en el año 1649) y Nuestra Señora de Regla.
Las crónicas que nos han llegado de este acontecimiento nos transmiten las desgarradoras escenas de enfermedad y moribundos, que a gritos, pedian confesión y recibir el Viático, no habiendo suficientes religiosos que atendieran convenientemente a los afectados, la mayoría por el miedo al contagio. La acendrada religiosidad del pueblo vió en esta epidemia un castigo divino, por lo que, dirigidos por el clero con su ministerio, el día 31 de diciembre se organizó una procesión de rogativa con espectacualr concurso de gentes, pidiendo al Altísimo el fin de la peste. La imagen del Jesús del Madero que ya gozaba de la especial devoción de los daroalianos presidió esta procesión, atribuyéndosele a El una mejoría de la enfermedad cuando salió.
Por esto el ayuntamiento, en nombre de una ciudad agradecida y feliz, acordó concluida la epidemia nombrar a Nuestro Padre Jesús del Madero Regidor Perpétuo de Daroal, ofreciéndose desde aquel año y hasta hoy, solemne voto de acción de gracias en la Función que cada 31 de diciembre celebra la cofradía.
Y desde entonces, cuando el Jesús del Madero sale a la calle cada Miércoles Santo, la ciudad entera parece revivir aquellos horribles momentos manifestándole su mas absoluto respeto y gratitud, con un silencio casi sepulcral que envolvió a toda la explanada de la calle Sol, desde el instante en que desde la cuesta de la calle Sevilla surgieron los primeros nazarenos de esta Real Archicofradía. Ahora ya nada tenía que ver con el alboroto anterior. El pueblo entero puesto en pie en medio de un seco escalofrío, contempló como el renqueante y humillado cuerpo del Nazareno, con su fastuosa túnica bordada de cola y encorvado bajo el peso del madero, caminaba hacia su propio fin...
Solo una saeta que salió desde un balcón como una copla herida, rompió el silencio pareciendo rasgar el velo del templo con una letra que decía:
"Cargado con el madero
y coronado de espinas,
hacia el Gólgota camina
el Inocente Cordero"
(Homenaje a Sor Aurora Payán)

Y así, con un estremecedor nudo en la garganta, y un silencio quebrado únicamente por el paso racheado de los costaleros, terminó un nuevamente apasionado y desbordante Miércoles Santo en la ciudad de Daroal, cuando ya solo faltaban menos de veinticuatro horas, para que los viejos empedrados de las calles enloquecieran de nuevo, cuando sobre ellos derramara su amor y su gracia la Emperadora daroaliana... La Patrona.
En las imágenes, un plano del comienzo de la carrera oficial de Daroal, El Señor del Prendimiento en su paso antes de la salida, la Virgen de las Maravillas con San Juan obra de Castillo Lastrucci, La Virgen de la Piedad de la Hermandad de la Muy Taurina del escultor Montes de Oca y la portentosa escultura del Cristo del Perdón, de Salvador Carmona.

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